ALBAOLA, LA FACTORÍA MARÍTIMA VASCA, Y LA BAHÍA DE PASAIA

Una iniciativa como Albaola y todo lo que ocurre en el interior de sus paredes, solo podía pasar en Pasaia. Desde este pueblo costero, que fue el principal puerto ballenero de Europa, partieron las grandes expediciones vascas a Terranova. Esencia marinera en estado puro.

Pasaia es uno de los grandes atractivos de la costa vasca y de Gipuzkoa. La tradición marinera se fusiona con gastronomía alrededor de una bahía con unas vistas que cortan la respiración. Paseando por las calles de Pasai Donibane o Pasai San Pedro podemos comprobar como la tradición de los barcos pesqueros sigue viva en cada rincón y en el día a día de las personas que viven a un lado y otro de la desembocadura.

Aquí, Albaola es una visita obligada. Viniendo desde Pasai Donibane, nos embarcamos en la lancha motora que la una con Pasai San Pedro y llegamos a esta Factoría Marítima Vasca, un astillero-museo donde el visitante puede ver en directo la construcción artesanal de la réplica a escala real del ballenero San Juan, un galeón vasco del s. XVI que naufragó en Canadá. Su visita guiada nos traslada directamente a esos años de trayectos a Terranova, de balleneros que cargaban sidra en sus barcos y a cuando los barcos se construían “a mano”, tal y como se hace en Albaola.

A pocos metros se encuentra el Barco- Museo Ecoactivo Mater, una bonitera visitable donde se recrea la pesca tradicional e invita a sentirse como un auténtico arrantzale. Y no solamente parados en el puerto, sino que entre sus actividades está la de salir a pescar, una experiencia apta para gente valiente, curiosa, pero, sobre todo, madrugadora.

Pasai Doibane, de vuelta de la visita a Albaola, es otro de los grandes tesoros de Pasaia y Gipuzkoa. Es un pueblo marinero que sólo tiene una calle y algunos de los mejores restaurantes de marisco de Gipuzkoa y Euskadi. Es tan singular que el novelista francés Víctor Hugo lo describió con gran admiración en su libro ‘Los Pirineos’. Incluso, puedes visitar aquí su Casa Museo. Y seguir por su calle central paseando hasta la bocana norte contemplando un paisaje similar al de un fiordo o ascender hasta la ermita de Santa Ana para apreciar las vistas del puerto.

Pasaia te espera por mar, en alguna de las diferentes excursiones que ofrece, o por tierra. Pero, sea como sea, no vale con que te lo cuenten, hay que disfrutarlo en persona.

Información extraída de la web de turismo de la Diputación Foral de Gipuzkoa